lunes, 25 de mayo de 2015

BAR DEPORTIVO: !QUE GRAN ALTO EN EL CAMINO! NAVARRETE (LA RIOJA)

Año 2015.
Todos los restaurantes están ocupados por la globalización.
¿Todos?
No, afortunadamente algunos parecen resistir a este fenómeno invasor...
 
Albergaba en mi haber muchas ganas y pocas esperanzas de descubrir en mi entorno un restaurante que consiguiera sorprenderme. Los restaurantes y bares de pinchos son ya casi todos iguales: Encantadoras decoraciones "vintage", luminosos espacios estilo industrial o modernista, y aseados locales en blanco y negro  clasificables como "de estilo antiguo", en lo referente a la decoración. Coloridos y poco sorprendentes pinchos sobre sus barras, ensaladas y mezclas de cuarta gama, tomates cherri, queso de cabra, foie, rebozados a base de crujientes cereales...
 
Llevaba un tiempo ya oyendo hablar sobre las maravillas culinarias que se ofertaban en el Bar Deportivo de Navarrete. Pero afectada por una creciente ola de agnosticismo gastronómico me resistía a creer que las opiniones vertidas sobre el mismo fueran, por decirlo de alguna manera realistas.
 
Sorprendida nada más traspasar la puerta del local, por el sin numero de pinchos y raciones que amueblan su barra, entre los que destaca una atractiva y colorida focaccia. Accedemos por un lateral de la barra a un pequeño y acogedor comedor, en el que las mesas están vestidas con manteles de cuadros blancos y rojos. De los de toda la vida. Un espacio cuya decoración hace muy agradable.
 
 
Los dueños del local nos reciben de forma muy correcta, a pesar de que llegamos a una hora que roza lo poco prudente. Luego veremos que la afluencia de peregrinos de distintas nacionalidades y costumbres han convertido el local en un "Non Stop Restaurant", en el que se sirven menús, pinchos y raciones sin distinguir el turno de almuerzo, comida, merienda o cena.
 
Nos explican que el sistema que prefieren es el de sacar platos para compartir y un primero y segundo que es para todos es mismo. Y nos ofrecen diversas opciones de focaccia, ensalada y pasta. El porque de esta oferta tan italiana está en el origen de Antonio, que es oriundo del Piamonte.
 
Seleccionamos democráticamente una focaccia de tomate, pimiento  y creo recordar que albahaca. Sabrosa y fresca, y muy adecuada como entrante para compartir.

Una ensalada con queso rebozado, tomate y unos curiosos champiñones macerados, todo regado en salsa de frambuesa.

A continuación la pasta. Pasta fresca, que elegimos acompañada de boletus. Y exenta de natas, puesto que se sirve con salsa española. Original, sabrosa, suave y sorprendente, por lo diferente.
Queso a voluntad para acompañar el plato. Mencion especial a la vajilla utilizada para servir la pasta, elaborada por un alfarero local. No hay que olvidar que estamos en Navarrete.


Aun nos aventuramos con un plato más. Costilla asada con patatas. Un acierto, a pesar del miedo a que los ajos nos convirtieran en personas non gratas.
 
Tartas variadas, tiramisú entre ellas, con granizado de café sobre él


Con un crianza, Edulis y café no llego a 20€ por persona. Repetiremos seguro.

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