lunes, 24 de marzo de 2014

RESTAURANTES SOPITAS. ARNEDO (LA RIOJA)

A pesar de la aridez de su paisaje, el del Cidacos se ha convertido, dentro de nuestros limites regionales, en un firme competidor del valle del Oja en lo que a turismo de naturaleza "para todos los publicos" se refiere. Y desde mi punto de vista se encamina claramente hacia el liderazgo, porque en su oferta tienen cabida también los visitantes que no pueden aspirar a adquirir un forfait, un juego de palos Callaway, o a disfrutar de un menu g-astronómico, al menos en el ámbito del imaginario colectivo. Un imaginario que sin duda puede estar equivocado pero cuya influencia a nivel social es demoledora.

A los recursos del alto Cidacos: Yacimientos de icnitas de Enciso, Barranco Perdido, Pozas de uso publico de Arnedillo y Balneario privado, Mirador del Buitre, Via Verde del Cidacos, GR, Hayedo de Zarzosa...declarados hace ya diez años Reserva de la Biosfera, se sumó hace ya algunos años la posibilidad de disfrutar de un turismo de "tienda y gasto" en  la Ciudad del Calzado.

La especialización turistica basada en el recurso calzado, tanto local como importado, a la que se suma una importante oferta outlet del sector textil de moda y montaña, ha convertido sin duda a Arnedo en motor del comercio y el  turismo regional.

Los recursos gastronómicos forman parte también de la oferta del valle, y las famosas guias incluyen entre sus preferidos uno de los restaurantes más afamados de toda La Rioja. El Sopitas. 


Este local tiene como reclamo su original ubicación, en la oquedad que dejó una antigua mina destinada a la extracción de yesos. Arcos de ladrillo sobre la boveda excavada, paredes de las que rezuma salitre, acceso a través de un tunel y posibilidad de comer en uno de los numerosos reservados excavados a ambos lados de las paredes del restaurante. Es verdad que tiene su encanto.

Nos habían hablado muy bien de su menu de 22€, una oferta muy acertada compuesta por varios primeros, segundos y postres con Rioja de año. Muy acertada no solo por lo variada sino por lo atractivo del precio, que sin duda hace posible  mantener un sabado el comedor repleto, con una media de edad que no supera los treinta.


Al final nos arriesgamos con la carta. Y además eligiendo algunos fueras de carta. Son pocas las ocasiones en las que a la lista de extras se les suma el precio de estos extras, esta vez no fue una excepción.

Para beber Dinastía Vivanco 2009. Sin arriesgar.

Para compartir alcachofas fritas con langostinos. Bastante buenas, aunque hay que tener en cuenta que este es un plato no apto para todos los paladares puesto que al sabor de la fritura se suman los aceites de fritura.

Pulpo a la brasa. En este caso desacierto en la elección. Nos olvidamos de la gran máxima que dice: Alli donde fueres.....Sensación y textura de descongelación, acompañada de salsas varias y mucho pimentón.

De segundo cabrito asado. Especialidad de la casa y producto recomendado antes de la visita. Bueno. Bastante bueno y una buena ración.

Cogote de merluza, en una semana en la que los grandes temporales azotando el cantábrico han dejado practicamente vacias las lonjas. Nos lo comenta el jefe de sala, al que hay que describir como agradable y correctisimo, al igual que nuestro camarero.
Me repito, lo sé, pero yo a la merluza cantábrica fresca de anzuelo, no le veo la necesidad de un acompañamiento tan intenso. Quizás dejandolo a un lado...pero es costumbre de esta comarca el gusto por la intensidad de sabores en la cocina. 



Platos ornados para la torrija y la tarta de queso. Buena la tarta. 

Para dos 98€. Debimos elegir el menu, porque por la diferencia de precio dudo que comieramos mejor a la carta.

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