martes, 23 de abril de 2013

BODEGA INSTITUCIONAL DE LA GRAJERA

La Grajera es un área verde situada en la salida, o entrada según se miré, oeste de Logroño, a unos cinco kilómetros del centro, muy popular entre los caminantes y conocida especialmente por el pantano y parque que llevan su nombre.

Es en este entorno privilegiado donde se encuentra la Finca de la Grajera. Una finca de propiedad regional con viñedos y olivos cultivados en ecológico, que están destinados básicamente a surtir al Gobierno de La Rioja de vino y aceite institucionales. Aunque además de esto haya mucho más.

El vino de la finca, "Viña Grajera", es el vino, ya se sabe, más afamado y valorado en los mentideros de nuestra comunidad. Y es en realidad un gran vino, que a lo largo de los años, Juan Bautista Chavarri, Juan B, ha elaborado en un ambiente semi-eremítico. Y no sólo por las horas de dedicación, meditación y mimo aplicados al caldo, sino porque el lugar en el que se elaboraba era un hangar de aspecto hostil, nada adecuado para proyectar ésta tierra que vende ser la tierra con nombre de vino.



Hace un par de años esta situación se vio muy mejorada con la construcción, en la Finca, de una nueva Bodega Institucional, proyectada a lo grande, y con vocación además de ser imagen de la sostenibilidad ambiental y la integración paisajística. Muy lograda a mi entender por los arquitectos del estudio VIRAI.

Tecnicamente es un conjunto dividido en tres volúmenes, entre los que se incluyen un zócalo interminable de piedra arenisca donde se incluye la zona de produccion de la bodega, un cuerpo de vidrio y cerámica de color oscuro donde se incluyen las areas institucionales y un edificio torre que alberga las areas administrativas y que forma parte de las estructuras que delimitan la plazoleta que hace las veces de mirador.

Así descrito parece que hablemos de un centro ocupado por multiples enólogos, ingenieros agronomos y otros técnicos del sector, paseandose con batas blancas y cara de investigadores, y cruzandose unos con otros mientras se despazan por los modernos y largos corredores.

Y la verdad es que paseando por su interior la imaginación aun se resiste a pensar lo contrario, pero no pasa lo mismo con el desangelado aspecto exterior de las instalaciones, a las que parece haber arrasado una epidemia de abandono. Dicen que esto pasará pronto, cuando vengan los del CSIC al nuevo Instituto de las Ciencias de la Vid y el Vino, así que habrá que darle tiempo al tiempo.



Aun así la visita a la Bodega es interesante y agradable, y especialmente divertida si se tiene la suerte de que Juan B te deje probar sus "pociones mágicas" a base de nuevas variedades y mix de uvas varias, cual Panoramix a la riojana.

VG

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