viernes, 25 de enero de 2013

RESTAURANTE TREINTAYTRES. TUDELA. NAVARRA


El pasado sabado tuvimos por fin la ocasión de conocer el restaurante 33 de Tudela. Una oportunidad que llevabamos esperando ya demasiado tiempo. Llegamos hasta su puerta convencidos de que no era posible que lo hubieramos encontrado tan facilmente en la laberíntica Tudela, y algo sorprendidos porque el restaurante está situado en una pequeña calleja digna más bien de las traseras de un afamado sitio como este, que de su puerta principal.
Nos encontramos con un comedor agradable, moderno y luminoso, en el que destaca una vinoteca acristalada de grandes dimensiones que cubre todo el fondo de la sala.

Aproximadamente dos tercios del aforo completos.

Nos recibe el jefe de sala y nos acompaña a la mesa, y nos decidimos sin pensar por el menú degustación de verduras. Un menú compuesto por un total de ocho platos de verdura y un postre por unos 40 euros, a los que habrá que sumar la bebida y cafe. En total para dos 102€

Al consultar la carta de vinos, extensa y con referencias de bastantes denominaciones nacionales, y con un listado de vinos del mes, nos quedamos perplejos. Mas que una carta con opciones parece una carta disuasoria, en la que los precios de los caldos están a nuestro parecer demasiado hinchados. Por poner un ejemplo:un conocido Rioja nuestro, Puerta Vieja, sale por unos 18 euros la botella.

Entendemos que no podemos comer sin vino, o con cerveza, como observamos hacen muchos de los comensales, asi que pedimos media de Viña Salceda y agua. Mejor para nuesros puntos del carné.


El espectaculo comienza inmediatamente, y nos lanzamos a degustar sin descanso los siguientes platos:

1. Ensalada de cardo rojo con aceite de oliva virgen extra, aceite de olivas negras y ligero toque de ajo.

Un entrante fresco, crujiente, original, sorprendente y bien presentado. Nos cuenta la hija de los dueños del local que esta variedad de cardo es la única que permite su ingesta en crudo, y que es una variedad que se cultiva en un reducido entorno geográfico. Incluso nos muestra unas fotografias de su huerta, en las que unas altisimas plantas de cardo ojo asoman desde un montón de tierra que las protege.


2. Crema de calabaza amarilla.

Un plato que agrada a la vista, con un amarillo al que la fotografía no hace justicia. Suave pero con un reconocible sabor a calabaza.


3. Laminas de patata confitadas en aceite de codillo de jamón, con borrajas.

De este plato, con gusto me hubiera comido tres. La borraja finisima, con un bonito color verde y una textura perfecta combinada con la suavidad de la patata y la crema. Indescriptible.


4. Ajetes tiernos fritos dos veces.

Para mi un sabor conocido pero demasiado fuerte. Me deje uno de tres, que aun así no quedo en el plato porque siempre hay quien tiene hueco para un bocado más. Para mi el plato más flojo, y no por menos elaborado.


5. Ravioli de pasta de arroz, relleno de espinacas, morrillo de salmon ahumado sobre crema de champagne y remolacha.

Un bocado suave, con una textura muy ligera, aunque con intenso sabor a espinaca. Este, a pesar de la elaboración y presentación perfectas, no me dijo demasiado.



6. Pencas de acelga rellenas de jamon iberico y voulet de hongos con salsa holandesa en pomada.

Otro de los que podría haber repetido. Una penca suave con un relleno y una cobertura de sabor intenso. Muy buena

7. Corona de alcachofas con foie fresco y puerro crujiente

Hay quien critica que sacar este plato a estas alturas de la función es demasiado. A mi me gustaron bastante, aunque es una forma de presentar la alcachofa un tanto brusca, porque se esta habituado a comerla muy cocida y con algo de jamón o similar. Estas son como bocados crujientes de alcachofa, que pueden hacerse demasiado densos.



8. Pochas de Tudela a la forma tradicional, con espinacas y piparras encurtidas.
El punto y aparte del menú. Pochas muy buenas, con muchisimo sabor. Se llega justito de capacidad a estas alturas del menú, así que quizás muchos comensales no les hagan el aprecio debido.
Las acompañan de guindilla en vinagre. A nuestro entender no pega mucho en este menu y a estas alturas sobre todo.


A comentar: Además de los camareros y el jefe de sala, parte de la familia que regenta el establecimiento se pasea entre las mesas, para asegurarse de que el comensal está satisfecho con el menú, y para brindar explicaciones de cada uno de los platos y de los productos de la huerta.

A mi, que ultimamente casi todo lo veo bien, no me molestaba demasiado, pero por los comentarios que hemos recogido de otros amigos y clientes del 33, a veces son un poco pesados. La verdad es que siendo un menu degustación, la degustación en si queda muy completa con el añadido de las explicaciones. Además hay quien esto de la huerta lo considera un exotismo, y me imagino que saldrá maravillado. A nuestros vecinos de mesa que nunca habían visto una borraja, les sacaron la planta para que la vieran y todo.

Como punto final, el  menu incluye un postre a elegir de la carta.  Yo me equivoque y pedi trufas rellenas de cabello de engel, que ojo, estaban buenas, pero nada comparable con el plato de higos confitados rellenos de queso que se pidió el de enfrente. Espectaculares.



 Comimos muy bien, salimos ilustrados en algunos aspectos relativos a las verduras que no conocíamos, con poco vino en el cuerpo y con la información adicional de que además del 33 esta familia lleva las riendas de Casa Lac en el tubo de Zaragoza, donde puede comerse el menu de restaurante o tapear en su gastrobar. En la carta estos platos que hemos probado aqui en Tudela y otros muchos. Para el proximo equinocio, el de primavera, inaguran también en Madrid, en la zona de la Plaza Santa Ana. Un local para acercar la verdura a la capital en plan asequible, y con el reclamo de lo verde. Y al parecer con un nombre en inglés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario