miércoles, 26 de diciembre de 2012

RESTAURANTE LOS CLAVELES. IBEAS DE JUARROS (BURGOS)

Hce ya unos años que el Club Deportivo Montañeros Burgaleses instauró como tradición el ascenso al Pico Mencilla (1932m), el domingo anterior al día de Navidad, para poner allá arriba un Belén. Este año, sin nieve y sin burra ni buey.

Uno de nuestros amigos ha hecho suya esta tradición y puntualmente asciende cada año hasta este pico, a poner el suyo propio. Este año ha logrado convencer además a un pequeño grupo de amigos para acompañarlo, poniendo como cebo a la ascensión, la degustación a posteriori, de una atractiva olla podrida en el Restaurante Los Claveles de Ibeas de Juarros.

Así que tras aparcar en Pineda de la Sierra y llevar a cabo una ascensión de dificultad media, bajo unas condiciones meteorológicas más propias del verano en la Sierra de la Demanda, puso Aguirre el Belén.
Los demás le acompañamos bocata de cecina y tomate en ristre, chocolates y frutos secos por doquier.

Tras un alegre descenso alentado por los pensamientos e imagenes culinarias de lo que estaba por venir, nos dirigimos a Ibeas de Juarros. Pueblo éste, conocido como uno de los tres puntos de entrada al Yacimiento de Atapuerca. Entrada guiada se entiende. Y por sus alubias rojas. Y en concreto por las alubiadas del restaurante "La cocina de Los Claveles".

 

En su pagina de presentación digital, se explica que "frente a una gastronomía elaborada y esteticista continuamos pensando que la comida de fundamento es la que aporta el carácter diferencial que queremos en nuestro establecimiento y nos otorga una personalidad propia en los establecimientos de nuestro entorno".

En cuanto a la parte gastronómica, eso es verdad. Pero en realidad han caido en el esteticismo como todos. Al menos en lo que se refiere a la estética del local, ambientado más como gastrobar que como fonda castellana en la que degustar platos contundentes. Y quizás esto haya sido en realidad un acierto, porque la ligereza del diseño ambiental no le añade más peso a la comida. Y uno se come los caparrones casi como si fueran verduras y no legumbres. Puede el comensal sentirse incluso hasta moderno y puede el local, que lo hace, atraer a público estético.

La alubiada se cobra a 16 euros, aunque sumando bebida y postres ronda los 25 euros por persona, pero merece la pena.

Las alubias rojas finisimas y a decir de uno que repetía la visita, mejores que en otras ocasiones. Cremosas y en su punto.



Los sacramentos de acompañamiento a la altura del Mencilla: Morcilla, chorizo, pata, oreja, costilla, tocino y relleno. El relleno nunca se ha comido en mi casa. Pero es una tortilla de miga de pan, ajo y tocino frito.


Como habíamos subido una montaña, nos permitimos hasta postre. Casero.


Y un vinito de Emilio Moro. Finca Resalso 2011. Se pide Ribera, sí, a este lado de La Pedraja.

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